Relación entre aislamiento y lámina en sistemas autoprotegidos

Una relación poco conocida

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Gracias a la concienciación que está sufriendo nuestra sociedad al respecto del cambio climático, la necesidad de incrementar la eficiencia energética de nuestros edificios comienza ya a estar asimilada por técnicos y propietarios.

Cada día que pasa, instalamos aislamiento en mayor número de actuaciones. Sin embargo, ese cambio respecto al modelo constructivo anterior tiene profundas repercusiones en el funcionamiento de las láminas impermeabilizantes, repercusiones que todavía son desconocidas por muchos profesionales.

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¿Qué implicaciones tiene?

¿Cómo afecta la instalación de aislamiento a los sistemas impermeabilizantes ?

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Para comenzar, vamos a ver cuál es la problemática. Nos centraremos en aquellos sistemas que sufren más esta situación, es decir, aquellos en los que las láminas impermeabilizantes quedan a la intemperie, como alguno de los que podemos ver en las siguientes imágenes.

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Comenzando por el principio,

¿qué pasa en una cubierta un día cualquiera?

Vamos a emplear un par de esquemas para explicarlo.

Para ello, tomamos unas determinadas condiciones, por ejemplo un día de primavera, donde podemos tener una temperatura máxima de 26º C y una mínima de 10ºC.

Primera situación, edificio con poco aislamiento:

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Como podemos ver, la ausencia de aislamiento significativo hace que el flujo de energía térmica entre el interior y el exterior sea importante, y eso se manifiesta en la temperatura que alcanza la lámina. Durante el día se calienta menos, ya que parte del calor absorbido se desplaza hacia el interior del edificio, mientras que en las horas de madrugada pasa lo contrario, el calor interior permite que la lámina no baje demasiado su temperatura.

¿De todo lo anterior que es lo realmente es significativo? El diferencial de temperaturas, que en este caso es de 33º C. El cambio de temperatura va a generar dilataciones y contracciones que van a afectar al sistema impermeabilizante (lámina, fijaciones, perfilería, adhesivos…). Una diferencia de 33º C en un solo día no está mal, ¿verdad?

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Segunda situación, edificio con un aislamiento significativo:

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En este caso, el aislamiento impide el flujo de calor entre el exterior y el interior. Durante la noche, la lámina baja a la temperatura mínima, 10 º C, mientras que durante el día toda la radiación solar es absorbida y la temperatura máxima es muy alta, ya que no hay transferencia de energía térmica hacia el interior.

Volvemos al diferencial de temperaturas…si aguantar un salto de 33 º C no está mal, ¡ahora hay que soportar uno de 66º C!

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Como podemos ver, la repercusión real de esto es que los sistemas impermeabilizantes (y repito, no se trata solo de la lámina, también la perfilería metálica, fijaciones mecánicas, adhesivos y resto de auxiliares) deben estar mucho mejor preparados para aguantar unos requerimientos muy superiores a los existentes en instalaciones sin aislamiento.

De ahí la importancia de elegir sistemas impermeabilizantes de primera calidad, que sean capaces de aguantar estos cambios durante días, semanas, meses, años…y a eso sumarle otras adversidades como granizos, objetos llevados por el viento, tráfico de operarios de mantenimiento (si, en ocasiones son mas una adversidad que otra cosa…😉), etc.

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Y como ejemplo práctico de todo esto que os hemos contado, que mejor que una fotografía que muestre esto mismo en acción.

Se trata de una cubierta en el momento previo al hormigonado (es una cubierta de protección pesada, ajardinada).

Lo que puede verse de color negro es una lámina drenante y de protección colocada inmediatamente encima del sistema impermeabilizante. Podemos ver una diferencia muy importante entre la zona más amplia, cubierta de hielo, y las otras “bañeras”, que no están heladas.

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La explicación a esto es muy sencilla, bajo la lámina drenante y la capa de impermeabilización, la zona helada tiene 14 cm de aislamiento, mientras que las zonas sin helar no tienen aislamiento. Las zonas bajo esta imagen están calefactadas y en uso, así que no hay posibilidad de que haya otra razón a esta diferencia más allá de la transmitancia de energía térmica del interior hacia cubierta.

En resumen, los sistemas constructivos hacia los que vamos, más eficientes, también exponen a los sistemas impermeabilizantes a mayores esfuerzos. Por ello, y por tantas otras razones, elegir soluciones de gran calidad es la única garantía con la que contamos para asegurar un buen funcionamiento a largo plazo.

Como veis, hasta el “pequeño” detalle de añadir aislamiento afecta, ¡y en qué medida!

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